Todo era confusión hasta que vi tu nuca, desaceleré el paso y sin tener que decir tu nombre; volteaste.
No extrañe nuestras tácitas y mentalmente orquestadas bromas previas a saludarnos. Simplemente fue sentir cómo tus ojos me abrazaban ..
No era esa sonrisa de amigos que jugaban a no serlo, no era tu mirada que retaba mi distraída y, a veces, disminuida perspicacia. Tu expresión lo comprendía ya todo. Sabía qué había visto (después de años) en ti y quería lo mismo que yo.
Todo había cambiado, estábamos ahí. Tu mirada decía más que mi beso en tu hombro.
Y desperté.
Simplemente ya no estás acá; simplemente quise tener más de lo que me puedes dar, y tu respuesta también fue simple. Esta más que claro que mi vida continúa, tiene otras alegrías y otras penas, días buenos y días malos, pero mi alma, mi inconsciente, sintió hoy tu ausencia. No me gusta depender del recuerdo, pero soy humano. Lo evitaré y continuaré definitivamente, tú también.
Quizá nos crucemos nuevamente en el camino. Quizá, como los dados.
De todas maneras; gracias por las noches.