Una cerveza, un cigarro y música suave. De
esa que parece el soundtrack de una escena que no necesita de una sola palabra
para describir la atmósfera del personaje tanto como del avance de la historia.
La dirección del humo de su cigarro era lo
único que no podía suponer; pensaba de manera tonta y arrogante.
Ya había pasado el tiempo de fiestas, de
sentirse cómodo entre barullos y música alta. Disfrutaba ese momento del día
como ningún otro. Solo, perfectamente solo.
Lo acompañaba el sabor amargo y familiar
de la cerveza que lo acompañó toda la juventud, no pedía nada más. Al menos no en voz alta.
Pero miraba desde su ventana … sus
invisibles recuerdos y anhelaba otros. Nuevos.
La vida es esta, la calma? La noche
perfecta. – miraba una de sus sillas vacías. Y su mano se apoyaba en el
respaldo de una de ellas, extrañando un hombro donde dejarla caer.
Extrañando proteger, cuidar, tener una
cómplice para robarle tiempo a la vida, para sorprenderla con locuras simples,
como arena en los pies o un par de palabras dichas en la escena perfecta.
======= ( un espacio más allá ) ========
Un cuaderno ya antiguo, lleno de
confesiones que almacenó por años, algunas fotos dentro de él.
Siempre intenta
tener una pequeña maceta cerca de la ventana, le gusta verlas crecer, para luego
plantarla en su jardín.
Se abriga con una chompita que ya solo usa en casa, es
un poco delgada y medio gris. La tiene también hace muchos años. Otra compañera más.
El desfile de enamorados de la adolescencia
y adultez temprana terminó. Cansa. Divierte, pero cansa.
Es bonito sentirse
querida, pero es algo muy distinto sentirse enamorada.
Pone su música suave, y mira, por sobre las copas de los árboles, apoyada en el marco de madera de la ventana
de su cuarto. Baja un poco el volumen de su tele, y va a la cocina por un té.
Verde, porque dicen que eso ayuda. Aunque tampoco le interesa ya mucho eso.
Ve la calle, desde su segundo piso, ve todos esos árboles. Y recuerda que cuando era chica, era tan diferente ese parque, tan gigante.
Pone melodías suaves, le parece que va bien
con su té. Hace mucho tiempo no tenía un momento así. Piensa hacia dónde va.
La brisa que entra por la ventana la hace
cruzarse de brazos. Abrazarse, y sentir, al menos sus propias manos, en sus brazos.
Se dice a si misma que ya no lo recuerda. Y
efectivamente no lo recordó a él, pero si a recordó el calor que extraña. El
abrazo desde atrás, la barbilla en su cuello, una barba recién rasurada. La mano fuerte entrelazada en la
suya. La promesa en los ojos que dice "Estoy aquí, contigo".
Todo eso extraña. Y todo lo que siente, cada emoción
que recorre su alma, parece ser narrada por la melodía que escucha desde su iphone y que no recordaba
que tenía en su playllist.
========= ( ) ==========
Ambos escuchaban la misma canción, y la
distancia que los separa, no son cuadras, sino cientos de kilómetros. No se conocen. Es casi
imposible que lo hagan en toda su vida.
Pero en ese mismo instante, ambos
escuchaban la misma canción, puesta en una coincidencia casi infinitesimal al
mismo tiempo.
Hay casualidades así.
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