jueves, 4 de marzo de 2010

Para siempre

Ojala regreses antes de lo esperado. Tampoco es que te hayas ido por tanto tiempo. Dos semanas hasta hoy, y te extraño. Está de más decirlo. Pero lo repito como si fuera una muletilla en mis monólogos mentales. Siento que el verte casi todos los días es como una brisa por la mañana anunciando un día soleado pero fresco. Me has cambiado la vida; es otra verdad. Mis días que se habían vuelto una rutina perfecta pero seguro oxidada. Tan sólo con estar aquí, conmigo. Hace poco escuche tu voz. Era como me la había imaginado. Suave, como acariciando las palabras, pero transmitiendo una seguridad y autenticidad que se aprecia ya muy poco en otras. “Gracias” – fue la primera palabra que escuche de tu boca. Se la dijiste a un chico que te ayudo a cargar unas bolsas. Cómo no ibas a ser atenta y agradecida? Eres cómo te imagine.

El año pasado, cuando veía tan sólo tu piel a través de mi cortina me empezó a parecer que eras especial.. bastó con verte los ojos, esos ojos que.. – pero sobretodo tu sonrisa; que jamás es simulada .. porque tu sólo sonríes cuando hay algo meritorio para hacerlo. Sales a veces por las mañanas a correr. No por una preocupación superficial, no por afinar tu cintura.. sino porque sientes que al salir, al aire libre, al lado de los grandes parques.. estás vinculándote con algo puro, con la naturaleza.. algo tan puro, como tú. Sé que puedo estar levantándote un pedestal, pero mi vida es observar, y con lo que he visto de ti, no me puedo equivocar.

Eres una persona como pocas. Que tiene bondad, que cree en el prójimo, que ayuda sin pensar en más. Me imagino como será ser tu esposo y al mismo tiempo no me imagino cómo puede él, tu actual esposo, mantener por tanto tiempo una cara inexpresiva al verte pasar a su lado. Lo veo saliendo todas las mañanas a su trabajo, pareciendo que vive una existencia gris.. teniendo un sol radiante tan cerca.

Me has visto. Ya varias veces… de las pocas veces que he salido de esta casa tan grande.. y me has sonreído en todas ellas. No por completo, porque como ya dije, tú no exageras con el rostro. Me diste una ligera sonrisa.. suave, apenas perceptible. Un detalle increíble, sabiendo tú muy bien que soy bastante observador.

A esta hora tú siempre sales a cerrar las cortinas. Ahora que no estás las cierra tu esposo. A veces se le olvida cerrar las de la cocina. Dos veces dejó las de la sala abiertas inclusive. Despreocupado e indolente. Tan inconciente de lo que tiene al lado. Insensible a tus besos, a tus ojos.. a tu mirada. Esa mirada que.. –que sólo he visto dos veces en toda mi vida. En Norma cuando vivía, y ahora en ti.. pero tú, tú que…

Suelo escribir. Escribí tu rutina. Las flores que te gustan. Dónde te gusta comprar. Dónde pones las cosas en tu cuarto. Hace poco tuve esa oportunidad; cuando tu esposo dejó las cortinas abiertas.

Realmente no te merece.