domingo, 21 de marzo de 2010

El final de mi corazón

Estoy semidesnudo en una habitación de hotel. Estoy echado viendo el techo ahora inmóvil y escuchando como suena el motor de un viejo ventilador. Mis latidos hace ya algunos minutos están bajando a un ritmo más usual. Ella se fue. Le recriminé todo. Desde su sonrisa ingenua, hasta la mano que me extendió. La hice llorar; quise que me entendiera. No lo pudo hacer, así que la única forma en que pude ver que entendía mi dolor era verlo en sus lágrimas. Grite, gruñí, mostré al animal. Los acentos afilados de mis palabras abrieron heridas. Tan profundas que te laceraron el alma. Dejándote la única solución; escapar.

Lo logré, soy fuerte..