viernes, 3 de julio de 2015

Piano

Dulce. Suave. Triste. Alegre. Vital.

No me imagino sin poder tocar el piano. Ver a mi padre hacerlo desde que era pequeño fue un gran motivo. Ver a mi madre cautivada por ello, ayudó. Verlo producir notas, tan distintas, ritmos tan diferentes entre si. Ponerle música a la casa, a la vida.

Hoy lo hago yo, y es como agregarle una capa más a la realidad, una capa que traduce las emociones que se viven en sonidos. Como si las teclas del piano fueran de una máquina de escribir que imprime sonidos en al aire, y esas combinaciones, esas escalas, te envuelven.

Te recuerdo viejo piano .. el de ahora es muy bonito pero es como mudarse varias veces de una casa; uno solo tiene una sola primera habitación. 

Estas notas son recordándote, esta melodía que acompaña a mi respiración y mis latidos. Estas música que mis dedos moldea .. es mi alma dejándose abrazar por tu recuerdo.

Sin ti, no sería quién soy. 

Por la música, por mi padre, mi madre y por ti.

Transparente dimensión que se llama música. Siempre es bueno regresar.