viernes, 18 de abril de 2014

A propósito: Conectividad (2012-2014)

Pensaba en voz alta en el 2012:

"Me resulta increíble el grado en que ahora el ser humano está conectado (y al mismo tiempo aislado del real contacto social). Siento que se llega a desvirtuar la naturaleza de las relaciones, volviéndolas justamente así: virtuales. Quizá en esto también podré ser anticuado, y vendrán nuevas formas de relacionarse que no entienda. Pero ahora, con tres décadas, siento que el asunto por simplificarse se terminó desmembrando. Por el momento bajaré las revoluciones para frenar el ánimo y no convertir esto en párrafos únicamente catárquicos y quejosos de un ex-adolescente de la generación X.

También me he adaptado a mucho de esto; sobretodo a lo que siento personalmente útil.

Me gusta mucho esto de la rapidez de publicar, de cincelar (o garabatear con grafitti) en un muro virtual algunas opiniones.. para re-leerlas tiempo después, y pensar "ah.. yo creía que las cosas eran así" o "si, con razón; andaba en esas.. ". También para que las lea quien guste; para que quede algo."


2014: Ahora dos años después; una conversación con un amigo de carpeta me hizo recordar que había escrito lo anterior sobre el tema de la conectividad.

De ese tiempo a ahora, las redes sociales siguen en ascenso, están cada vez más en interfase con nuevas aplicaciones, y se pueden volver útiles para difusión y fines comerciales (casi el 100%). De ideas? también, a veces. De socialización? Sigo creyendo que no. Prueba de ello es que, personalmente, no me gusta agregar a las dichosas redes a nadie con quien no tengo cierta relación interpersonal, no me gusta disfrazar tanto las cosas. 

Quería cerrar esto con lo que lo trajo a colación; el porqué; creo yo, del ascenso de las redes sociales, de lo virtual. Me parece que esto será por mucho tiempo algo predominante en nuestra realidad globalizada, ya que el ser humano se ha visto atrapado en un círculo vicioso. La soledad inherente de todo ser te impulsa a asociarte a una página y esta misma red te aísla más de las relaciones reales. Te refuerza vana y conductualmente con un me gusta (o "mg" últimamente. Nuevas siglas que me hacen recordar inmediatamente al abuso de sustancias), te valida ideas, te hace sentir parte de algo (aunque en realidad, con una red social, solo se es parte de .. una parte del contacto humano). Las redes sociales están para quedarse, y hay que adaptarse; que no es lo mismo que decir, rendirse a ellas y a la fracción de real interacción que nos ofrecen.

No por nada oí en una conferencia de salud mental, que los nuevos enfoques deben hacer muchísimo énfasis en lo virtual. Puse mucha atención, también ahora, a lo que los humanistas dicen sobre la experiencia plena de las emociones y su necesidad para el desarrollo. Me ayudó para ello el video de un comediante estadounidense, quien a manera de crítica a la sociedad señaló algo muy cierto en sus observaciones. Me pareció tan surreal que la gente se riera de casi cada una de las palabras que decía (porque no leían entre líneas). Quizá también condicionados como el perro de Pavlov a que su voz dijera cosas chistosas.

En breve (y quizá con algunos vacíos por mi memoria), él, contando una anécdota, decía que atravesaba por un mal momento, que estaba en un estado depresivo, pero que sabía que si tomaba su smartphone y ponía una frase medio-ingeniosa recibiría varios Likes y pensaría en otra cosa. Así que .. (chan!) lo hizo. Recibiendo pronto numerosos mg's, y riendo de todo el asunto. Y luego, automáticamente le dio click al play de su reproductor (de su smarthone también) y empezó a oír canciones .. El relato seguía con que el comediante se puso hablar por teléfono creo, no sé, pero la idea se hizo clara.

No experimentamos los sentimientos negativos, la ira, la tristeza, la frustración, la impotencia, porque tenemos cada vez más pastillas para dormir esos sentimientos; que son naturales. Que son necesarios para el desarrollo. Nadie dice que nos hundamos en la tristeza, ni que nos dejamos consumir por la ira, pero es importante canalizarla, aceptarla, y dejar que fluya el proceso, que experimentemos lo que debemos experimentar. De manera congruente a las situaciones. Aprendiendo a superarlas. Nadie dice que no vendrán errores cognitivos, que evaluaremos la situación de manera incorrecta, pero eso es ya parte de otro capítulo. Capacidad de afrontamiento; falta, y está faltando cada vez más.

Las redes, la inmediatez, los dispositivos móviles están creando nuevas (y quizá no saludables) formas de procesar (o no) las situaciones de la vida. Cuestionemos, más allá de lo conductual:

¿Por qué queremos estar persistentemente tan distraídos? 
¿Por qué creemos necesitarlo?

Sería un cínico si no reconociera que tengo una pantalla en mi bolsillo también; que tengo juegos, que tengo la red social, en conjunto con una libreta de notas virtual, la cartelera del cine, un buscador de internet, un sistema de mapas para no perderme y otras cosas que si son útiles, pero..  no son indispensables. Verdad?

Pienso que hay que revalorar todo lo que nos hace humanos, lo que nos hace comprendernos (cara a cara) y entendernos, lo que nos relaciona de verdad; lo que nos hermana, y nos diferencia (y no nos separa para nada). Muchos desórdenes se están generando por el anonimato, por lo poco real que están siendo las cosas, por la facilidad de dar un click y hacer algo viral. Por la misma dependencia a todo esto. El poder para cambiar las cosas, (o mejor dicho .. enriquecerlas con lo que antes fue mas natural); paradójicamente puede estar en las redes sociales, en difundir, que esto (leer estas palabras, estar frente a una computadora o con tu smartphone en el baño) ..
no lo es todo.

Conectémonos cada vez más pero con nosotros mismos, 
quizá aparezcan soluciones a varios asuntos o nos encamine más a encontrarlas.