sábado, 26 de julio de 2014

Mundo Crónico: El ritmo de la vida (en un cassette)

Terminé dejando vacío el cajón; ya no los usaba para nada. Sólo me quedé con uno que se veía parchado con cinta adhesiva, y casi transparente sino fuera por los pedazos de su etiqueta original y varios rayones. Quizá lo guardé porque se veía como todo un sobreviviente. Mi último cassette “en blanco”.

Hoy, muchísimos años después de que este desfasado y geométrico sobreviviente produjera sus últimas notas; en nuestro otrora futurístico 2014, se dice que está por manufacturarse un nuevo audiocassette con muchísima más capacidad que su predecesor. Creación, o mejor dicho, re-creación, que sólo volverá a enrostrarnos que el ser humano es cíclico por naturaleza.

Y yo, desde mi habitación, involuntariamente quise actuar también una alegoría.

Puse de inmediato al último de su especie en la cassetera, y empezaba a recordar que existía el modo “tape” en mi componente.

PLAY significaba empezar a oír a partir del momento en que se había puesto STOP. El audio entonces hacía un completo viaje en el tiempo desde el pasado. Back to the present.

Apreté el PLAY y junto con el crujido de un resorte escuché presentaciones del Woodstock ’99, ese festival que decían recrearía la emoción del mítico original. Recuerdo que las ganas adolescentes de perpetuar ese momento me hizo tomar mi grabadora y ponerla al lado del parlante de mi televisor sin pensar en el VHS. Oí a Jamiroquai, y a los Red Hot Chili Peppers, entre otros. Ya 15 años después, rememoro exactamente el pensamiento persistente que tuve días antes a ese día del concierto televisado: “Tengo que hacer lo que sea para ir allá, no importa que esté en clases!” – sólo me tomó ver unas pocas presentaciones más para ver que la réplica del festival jamás alcanzaría la categoría de evento épico; y que el irme Nueva York por un fin de semana (!) no era tan buena idea.

M acuerdo que uno de los conductores para MTV era un actor de una serie ambientada en los 70’s (y realizada en los 90’s). Ciclos por todos lados.

Luego de pasar esas canciones grabadas pegado a mi televisor, sonaban canciones grabadas de la radio al cassette – desde luego, fragmentadas. Había que tener suerte para darle click – perdón; para apretar el botón de REC y lograr capturar de la FM la canción desde el inicio. Un cassette “en blanco” era un Frankestein interminable de lo que queríamos escuchar en ese entonces.

Y retroceder y avanzar. Nada de clicks y tenerlo tan rápido. Había que esperar. ¿Quizá eso nos daba más tolerancia a la frustración y paciencia para los logros a mediano y largo plazo? Algunos responden que si.

Avanzo, avanzo, STOP, es la canción? No. Sigo, sigo, STOP. No? Mejor lo adelanto por 5 segundos. Ahora? Me pasé. Retrocedo.

Y en este cassette había pedazos de una canción encima de otra. Terminaba este pedazo y proseguía la canción anteriormente interrumpida. Por momentos aparecía una canción que ya, por estar tan superpuesta, sonaba bastante distorsionada. Qué pena, sonaba interesante pero no se distingue qué canción es .. STOP! pero si estamos en el 2014! De inmediato tomé mi celular y baje rápidamente la aplicación para identificar canciones. Logré encontrar el título de una de esas canciones “nuevas” con que los Rolling Stones querían reinventarse por los 90’s.

Los grandes se reinventan.

Pasado ese momento de logro; unos segundos después, me volví a sorprender. Oí mi propia voz tosiendo en la grabación y luego rasgueando – la que era - mi primera guitarra. Miré a la actual, una negra, mucho más estilizada que una de madera con poco barniz y recortes de revistas de partituras. Me quedé mirando al vacío; mirando a mi “yo del pasado” concentrado y en una burbuja, en su cuarto con una grabadora que esperaba no mover mucho para no distorsionar el sonido. Concentrado sólo en practicar guitarra. Imaginando en esos años cómo hacer que sus ojos me dejarán de ver como un compañero más del salón, y en otro caso; cómo hacer que me dejara de ver como el chico con quien se besó en algunas fiestas y sea su enamorado.

Canciones y amores, todo muy humano. En el lado A y en el lado B. No pun intended.

Vi que mi “yo del pasado” me miraba de reojo, hacía su media sonrisa y se desvanecía. Seamos atemporales.

Luego de haber estado sentado en un sillón al lado del parlante, terminé tirado en el suelo, apretando muchas veces el STOP; FFWD, y el PLAY. Recordando quizá rutinas antiguas.

El tiempo pasa, pero en realidad sólo da vueltas.

Ya estaba por terminar de oír el cassette y acabar con los misterios y sorpresas qué habían en ese rectángulo tan pasado de moda, cuando oigo que las canciones se silencian y alguien habla desde el parlante “ (…) empiecen el ataque! Las naves atacaron una y otra vez; pero las que no eran derribadas fallaban sus disparos al pequeño blanco. Cuando Luke entró al canal miró hacia atrás, dijo sobresaltado: “Dios mío, es Darth Vader! Viene detrás de mi!”. Vader se preparó a disparar. De pronto, una nave muy conocida apareció haciendo volar la de Vader en mil pedazos. “Bien muchacho, nadie te sigue ya! – era Han Solo en su Halcón. Después Luke oyó la voz de Ben Kenobi; “Luke, usa a fuerza, deja que ella guíe tus acciones”. Cerrando los ojos (…)” – Me pareció alucinante experimentar eso después de tantos años. Un audiolibro.

Esos pedazos de etiqueta del cassette, apenas distinguibles eran del audiolibro de la “Guerra de las Galaxias”. Narraciones que estaban en lo más recóndito de los cajones de mi memoria episódica.

Rápidamente, antes de botar el cassette, toque la pantalla táctil de mi celular para grabar un poco del audiolibro en un archivo de mp3 y guardarlo para sorprender a un amigo del colegio.

Todo lo que traía un pequeño cassette!..  Y ya boté ya más de 20 de ellos “en blanco”. Es mejor.

No nos hagamos los muy alternativos o novedosos, las cosas siempre darán vuelta.


Del lado A al B, y luego del B al A.