martes, 17 de mayo de 2011

Es muy grande la ciudad.

Caminamos por esa universidad, por el restaurante, camino a tu casa, y llegamos rápidamente a tu habitación. Y tuvimos esa conversación ..

Luego salimos al parque, caminamos sin rumbo y terminamos sentados sin saber que más hacer para reparar lo irreparable.

Decías que tocaba bien la guitarra, que no cantaba "tan" mal. Tú sí lo hacias bien..
Como si fuese otro martes, me dijiste que entre a tu casa; que saque la guitarra de tu hermano. Esa que no te dejaban tocar mucho por ser "asunto de hombres". Sin embargo, tú podías llegar a tener algo más fuerte que la madera y más suave que una caricia.. Algo que jamás olvidaré; esa voz que se escuchaba tan bien susurrada en mi oido.

Finalmente, salimos a la vereda; fuera de tu casa. Porque queríamos salir. 
Y veiamos la calle, el amplio horizonte; metafora fácil de que esto terminaría y habría muchas cosas más adelante de nosotros. Pero para esta historia, este era el final.

Me dijiste que toque aquella canción; la del pacto suicida, la del amor sin frenos, la del recuerdo y del "donde estarás? pienso en tí" La cantamos, intentando acompasar nuestras voces una vez más.. Hacíamos un buen duo (al menos eso me gusta pensar); aunque mi voz en ese entonces, recien tomaba fuerza.

El mundo siguió girando, y acabo el arpegio, dejando una última nota que hacia un eco sin emoción en el cajón ..
Nos miramos, y dijimos sin palabras: "esta vez salió mejor, verdad?"