jueves, 31 de diciembre de 2009

A propósito: El tiempo dice "oe, que planes para año nuevo?"

Ya es casi el 2010 y todavía no veo los autos voladores que nos prometieron en las películas. Tampoco veo robots que ayuden en la cocina; ni trajes plateados que me hacían pensar que había platina para regalar en ese futuro de la ya desteñida ciencia ficción de los ochentas.

Ojala viva para ver más adelantos, y si no es así, puedo responderme de la misma manera que me decía a mí mismo de niño al encontrar impedimentos temporales: “No importa, al final invento la maquina del tiempo y listo” – Me gusta pensar que soy optimista.

Hace mucho dejé de ser ingenuo, aunque me encanta parecerlo. Hace unos dias hablaba con una amiga a la que valoro mucho y me dijo que ha notado buenos cambios en mí; un cambio de actitudes, que ahora tengo mejores determinaciones para conmigo mismo (aún mejores, diré). Me alegró escuchar eso realmente. Si bien hay cosas que me anclan a recuerdos, a fotos imaginarias, a nostalgias, y a tantas etiquetas mentales que marcan por año episodios de mi vida.. ya hay muchas que no quiero ni archivarlas. Y cada vez me preocupo menos.

Suena a que los años están haciendo por fin que tantas cosas se asienten. Como si fueran sustancias hipocráticas; todo mi temperamento está des-emulsificándose de otros líquidos y teniendo más claro ciertos límites. Supongo que cada vez me siento menos regido por emociones exabruptas.. claro que, sin que decirlo a modo de excusa; aún me gusta dejar ciertos hábitos, romper rutinas, y arriesgarme; pero debo (espero) haberme vuelto más listo para saber cuando hacerlo.

Estos últimos días he querido emburbujarme un poco; mi ciclo desordenado de sueño también ayuda. Sin embargo, uno no deja de estar conectado, por antonomasia: del Messenger, y por supuesto, del Facebook (ó fb, para los amigos). Y conversando, con los dedos en el teclado, de varios temas referentes a las fechas, me di cuenta que uno siente muchas veces incitación a evaluar los 365 días anteriores al último día de diciembre. Los “logros”, las cosas “por cambiar”; las determinaciones y los decretos. Veo alrededor mío gente que quiere ligar las fechas y el fin de año a Dios, a quienes tienen derrotas sentimentales frescas a cuestas; a quienes quieren un mejor trabajo, a quienes viven nuevas relaciones, etc.. ah, y veo a quienes ya saben qué harán por año nuevo.

No dejo de usar un cliché si es necesario. Y este año que pasó me ha traído cosas muy inesperadas, tanto buenas como otras en las que preferiré no ahondar para distraerme. He logrado el halago que ocupó algunas estrofas superiores (y si, descaradamente lo escribo para sentirme aún mejor), he conocido más gente (algo ineludible, pero sorpresivo paradójicamente para mí) y creo que puedo usar la palabra amistad en algunos casos. Ya para las vueltas que ha dado la tierra desde que la piso es algo poco común integrar a nuevas personas en los esquemas sociales; o mejor dicho en los “oe vaos a hacer algo?”. Simplemente por una cuestión de practicidad, cuando pasan las décadas (y voy por la tercera) uno quiere evitarse los roces de opiniones, de personalidades muy diferentes a la de uno, los sinsabores. En sí, las pruebas de compatibilidad que trae incluir gente nueva al elenco regular. Y eso que no estoy hablando de copular. En resumen; en lo social, me siento popular en un salón de colegio de enseñanza no escolarizada; 8 a 10 amigos; suficiente. Pasa el tiempo y uno prefiere algo cómodo; pantuflas que con el tiempo se vuelven a la medida.

Me he mudado este año, dejé mi cubil, mi Fortaleza de la soledad.. y ahora es más chica (ahora parece yuppie decir “mi depa”, parece nomás, la PEA parece no quererme), también ahora por la altura, de seguro que si hay un terremoto, no tendré ni tiempo de decir que me resignaré a morir, como todo buen viejo. Forever young, 18’til I die .. supongo que sólo han sido buenas canciones nomás.

No hablaré de mis relaciones personales, porque si bien este es un blog no quiero teñirlo (ya tanto) con colores de diario de quinceañera. Solo diré que fueron buenas conmigo, que cada vez más comprendo lo esencial de la mujer, su paciencia y la necesidad de esa buena dupla que se hacen con permutaciones de Xs y Ys. Claro que hay mujeres y mujeres.. en fin. Lamento no haberme enamorado tan efusivamente como otros años - quizá de eso se trata? No lo sé, pero no hubo oportunidad. Hay quienes me llamaron la atención, pero.. en fin, ya saben mi discurso. Sin novedades, todo tranquilo. Que miedo me doy a veces, yo me entiendo.

Siento que escribo mejor, que tengo más práctica. También estoy leyendo más, por lo tanto hago algo más culturoso. Envidiaba a amigos que devoraban libros de nombres rimbombantes, pero también con el tiempo (el tema principal acá, por si se quiere sacar el resaltador) me he dado cuenta que los libros dan mucho que conversar; pero para conversar hay que principalmente estar vivo, y eso es lo que cuenta: vivir más. Luego de eso; hablamos. “La vida me ha dado mucho, pero también me quitó”, aprendemos de todo (vivimos) y hay que estar receptivo para ello, analítico y sin preconcepciones. Es fácil sonar un poco rimbombante, ven? Por otro lado.. en este momento, miro al gato que me está haciendo repasar mentalmente mis cadenas E-R skinnerianas y tanto frustración me está haciendo creer que realmente tiene suerte de dominar la habilidad de respirar. Já.

Así que nosotros; a vivir un año más; a respirar nuevos aires y como buenos animales superiores que presumimos ser, habremos de aprender a entender mejor las cosas que vendrán.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Llaves

Aún no termino de mudarme, falta muy poco. Ya duermo sin embargo en otro lado, mi cama ya no está en mi cuarto (el anterior). Cuando regreso a mi antigua habitación ya parece como si fuese la ofrecida por un hotel muy barato, o una casa de muy malos acabados por ser comprada. Irracionalmente, le tengo mucha gratitud a estos ladrillos. “Es una casa de carácter, dá mucha pena traerla abajo” – dijo quien la demolerá. Al fin de al cabo, debo verla como lo qué es; ladrillo, cemento, barras de fierro, tubos y cables. Ya que estas paredes; esta casa, ha sido lo que pudo ser para cualquiera que hubiera vivido aquí; una hoja en blanco; aquí se escribió mucho (así como hace unos días literalmente escribí en mi pared como siempre lo había querido hacer) y muchas vidas se intersectaron. Lo bueno es que pasan los días y tengo algo muy claro:

Los recuerdos me los llevo, y esas son las llaves que nunca perderé.

24/12 - 11:59pm

(re-editado; clase de literatura - 1995)

Feliz navidad... es la frase que repetimos hasta el cansancio en este diciembre de “celebraciones”. Millones de viejitos gordos, e inclusive algunos barbones flacos, confundiendo el pequeño universo de un niño. Nuevos juguetes que dejan como viejas las billeteras de los padres; quizá inocentes caprichos en una noche de esperanza ciega aún en el más humilde y honrado de los hogares. Como en muchas cosas acá, las cenas también muestran una diferencia marcada; van desde un gran pavo, una fuente de puré de manzana acompañadas de ensaladas de nombres extranjeros hasta un pollito especial guardado con un panetón regalado por el jefe … con una escarapela del que ya no se quiere ver la fecha de vencimiento. Y eso solo para los que tenemos cena.

Un muchacho ya no espera al viejito barbón, sino a sus amigos, y a su enamorada para pasarla como nunca. Ya no piensa en ese gordo bonachón, no se da cuenta que este deja su forma corporea en fotos que se tomo de niño para volverse más espiritual. En eso que se apodera de algunos corazones afortunadamente. El espíritu navideño, de compartir, de amar más a todos; así como al niño que con su cumpleaños dio nombre a la fecha. Algo muy importante.

Ya este muchacho no es un niño, tiene un poco más de década y media; y se olvida de la corta distancia que alguna vez existió entre su cabeza y sus pies; se olvida de la esperanza ciega, del gordo que puede meter todo en un saco desafiando las leyes del espacio y la física. Ese viejo bonachón que tan feliz estaba de estar vivo en la mente infantil, se vuelve adorno para colgar; en gracia de ingenuos y de tontos niños. Ya la cena no es rica tampoco, es una demora; ya no se para ni un rato frente al nacimiento ignorando el porque de tanta demora para abrir los regalos que hay debajo del árbol. Antes decoraba el árbol, ahora aparece decorado y no pregunta ni quien lo hizo. Para eso hay gente que tiene tiempo; su tiempo es valioso ahora. Sus amigos los ve solo el fin de semana, a sus padres siempre; todo el día. Cuando la verdad es que nada dura siempre..

Nos quejamos de tener. Habrá en esa navidad y otras quienes estarán felices (y seguro pensaremos que menos que nosotros) de tan solo tener un vaso de leche acompañado con un pequeño chocolate guardado cuidadosamente en el bolsillo, como emulando ese chocolate navideño liquido del que muchos hablan. Quizá si tienen suerte llevaran en su ropa, un tanto sucia, algo de verde y algo de rojo. Porque también es importante decorar, no es verdad?

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Se mantuvo la esencia de lo que escribí en ese entonces; felizmente para mi, siento y veo que en algo he mejorado en mi redacción. El último párrafo lo cambié casi todo; el original decia así:

"Ya para estos jóvenes de más de década y media va dirigido, no un simple mensaje, sino una dura reflexión de “navidad; época de amar..” .."

Me gustaría tener esa esperanza ciega de la que hablaba en ese entonces; sin embargo hay cosas que se pierden pero otras que se ganan con los años. (Tengo que, y quiero decirlo).

Lo que sí no cambia es la misma oportunidad que se nos abre cada día prácticamente; de hacer el bien, sin mirar a quien como bien se dice; y también de hacerlo sin testigos, sin necesidad de trofeos o fotos donde etiquetarse.

Es sólo ayudar.

A propósito: Personas buenas.

He querido colgar esto hace tiempo, se me fue pasando para variar. Estaba en una de esas cartulinas con oraciones que dan en los velorios; y que usualmente no leo. Esta me gustó mucho. La sentí como una petición sincera e inteligente. Fue escrito por alguien que aprecié de niño, pero conocí poco sinceramente, pero que (por lo que aprecié en su entorno) cultivó cariño profundo en muchas otras personas:

“Mi Señor, ayudame a decir la verdad delante de los fuertes;
Y a no decir mentiras para generarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no me quites la razón.
Si me das éxito no me quites la humildad.
Si me das humildad no me quites la dignidad.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo sin triunfo,
ni en la desesperación si fracaso.”

Escrito por Tío Cesar “Kutty” – (una persona que valió mucho).

Personas buenas, hay; y pocas. Cuesta encontrarlas nomás.

viernes, 20 de noviembre de 2009

A propósito: Metros cuadrados.

Hace ya treinta años que camino los mismos pasadizos y abro las mismas puertas. Treinta años en que mis cortinas han sido corridas pocas veces; tres décadas en las que estas paredes han enmarcado mi vida.

Todo lo que he dicho no es metáfora, hablo en concreto; y es también el concreto del que hablo. Paredes, ventanas, pasadizos, balcones.

Acá, donde ha habido graduaciones, reuniones, bienvenidas, despedidas, conversaciones, caídas y confesiones.

No he tenido un cuarto, he tenido varios. El primero; donde estaba mi cuna y mi primera cama. Años después me mude por una corta temporada al que vendría a ser el segundo, cuando no quería ver la oscuridad de mi primera habitación; mis padres viajaban y mi abuela estaba sola en su cuarto; yo metí mi cama en su cuarto para que no estuviera sola. Un caballero de juguete. Pasó el tiempo, y ya había regresado a mi cuarto inicial. El papel mural de dibujos animados iba rompiéndose, así como un cascarón. Inclusive el cuarto quedó blanco también, pero por muy poco tiempo. Pegué mis primeros pósters de revistas de guitarra, de surf, de preocupación por el planeta, de reflexión social; todo en busca de una identidad; y de ese cuarto salí cuando ya creí tenerla. Todos por la misma tijera. Me fui a otro cuarto, lejos; donde no necesitaba tanta decoración, solo quería que sea mío. Ahora estaba lejos del cuarto que era de mis padres. Muchos años después perseguí un sentimiento, de esos que me hacen cruzar el planeta; y pues ahí me llevó, tuve un cuarto por allá también. Luego desperté, estando en el cuarto en el que estoy ahora; pródigamente y a sabiendas de que era temporal. El cuarto donde estaba mi cuna. 360 grados desde que nací, y en unos cuantos días dejara de ser mi cuarto.

Dejaré esta fortaleza de la soledad; dejaré mi cama para dos, mi baño que a veces no se abría. Cerraré la sala de cine, la cantina, la música y los juegos.



Todo eso tan sólo quedará en mi mente.



En los viajes que he tenido, el final perfecto era verlo.
Ahora sé que jamás regresaré a mi cuarto a pesar de tener uno nuevo donde sea.
Les dejaré las raíces a los árboles.



Hace unos días pensaba en lo mucho que las personas tememos a la muerte, y cuanto creemos que necesitamos trascender. Pues qué mejor forma de alegorizar ese ciclo; que matando mi cuarto.

A propósito: Pasión hasta la muerte.

En la realidad peruana hay dos palabras que al juntarse provocan el inmediato recuerdo de violencia casi animal y sangre. Barras bravas.

Una joven contadora lanzada por la ventana de un vehiculo en movimiento como si fuera un desperdicio, está ahora muerta.
Otra joven adolescente de 16 años, que muchos años antes de alojar una criatura en su vientre; alojó una bala que le destrozo el colón, los ovarios y la confianza en el prójimo. Confianza y fe que también fueron puestas a prueba para un devoto del señor de los milagros que ayudaba con la decoración del recorrido mientras rezaba como jamás lo había hecho, y quizá ya sin palabras coherentes, en el momento que le destrozaban el rostro con piedras y le abrían el cráneo con ladrillos.

Nos podemos dirigir a Dios, a los políticos o a dirigentes deportivos, pero los muertos seguirán bajo tierra, la sangre ya habrá sido pisada en estampidas y los padres seguirán recordando a un hijo con la traquea abierta por el primer objeto afilado que encontró un hincha. Un aficionado al fútbol que patea más cráneos que pelotas.

Comando Sur, Trinchera Norte; no debe ser coincidencia que ambas hordas ostenten alusiones militares en sus denominaciones. Los creadores de ello muy probablemente se sentían en guerra; querían armas. Necesitaban el poder fálico que en algún momento les faltó o que arrastran como una carencia durante toda su vida. El militar no porta tan sólo armas, porta metralletas, porta afrentas fálicas tan grandes, que quien quiere usar como insignia estas denominaciones, puede estar haciendo muestra de que tan grande es su inseguridad ante las amenazas que marcaron esta necesidad.

De donde nace esta agresión? A pesar de ser el intento de análisis un fenómeno social y de ser muchos casos individuales que analizamos, es decir; muchas mentes; estas mentes forman una bestia de miles de cabezas. Y seguramente que al decir la palabra bestia, podemos recordar rápidamente un neardenthal que al no poder llegar a un acuerdo entre gruñidos con otro de su especie recurría a darle una pedrada. Frustración.

Es entonces la frustración; la base de la agresión. Y es fácil hablar de frustración en nuestro país; frustración por las injusticias sociales; por la segregación, por las políticas deficientes, por el olvido de barrios marginados. En una esfera más personal; la frustración de no tener que comer, de vivir hacinado, en tugurios, en casas que transmiten la fragilidad del material con que están hechas a la constitución del Yo de los niños que crecen ahí. Frustración de recibir maltratos en la propia casa, por los propios padres, de violaciones. De abandonos, de hijos con un solo padre o una madre. Que desarrollarán más que una sed por el fútbol, una sed de identificación, que los lleva a ver a su alrededor. Y lo que hay alrededor, en varios barrios grises que evitamos ver, es muchas veces más violencia. Violencia en las calles; en las propiedades que dañan para determinar el “poder” de la barra. Y también impregnada en las pintas de las paredes que no son más que pruebas proyectivas extendidas en toda una cuadra.

Tanto huellas en la calle, como huellas que pretenden ser grabadas caprichosamente hasta en el ADN por las primeras personas que ve un neonato de barrio marginado. “De la U como yo”; “Grone desde bebé” habrá dicho el padre de uno de los 10 pandilleros prontuariados más salvajes y buscados por las municipalidades en estos años.

En este análisis hablamos de los grupos que se forman en barrios olvidados porque si bien existe el mismo potencial de violencia en todo ser humano; el abono perfecto para la frustración lamentablemente esta esparcido en varias de estas zonas.

Es muy claro que en otras zonas donde las cosas aparentemente no son tan grises, hay también muchísimos problemas por resolver. En todos existen conflictos subyacentes que deben desenmarañarse, es obvio también que el psicoanálisis nos brindaría muchísimas luces, porque si hay un patrón común en casos como estos, es en esencia la crianza, los primeros años, la influencia de los padres y los traumas. Todos estos no distinguen zonas, ni clases. Muchas veces vemos crímenes más cruentos en esferas sociales más altas, sin embargo siempre son comentados en voz baja. Al haber compromiso de intereses, las cosas cambian, y es justamente lo que acá se quiere aprovechar para la discusión, el crimen sin ningún miramiento, que no piensa en consecuencias; la violencia pura de un ser humano matando a otro y regocijándose al derramar su sangre.

Hacer daño con lo que se encuentre a la mano, una piedra, un ladrillo, un vidrio, un tubo doblado, un palo con clavos. Violencia fácil. Y así como el barrio influye en la barra, también sucede la inversa; encontramos en estos sectores gran influencia de estas; muy visibles en las conductas externas; que van desde la ropa, la forma de hablar y como todo en estos tiempos; impregnando las redes sociales en Internet.

Una exploración rápida, una búsqueda sin palabras claves en estas redes confirma la gran presencia de esta subcultura. Así como en las paredes del barrio, también el graffiti puede ser virtual. Encontramos fotos de grupos grandes de barristas, muchas veces tapándose la cara con polos, mostrando pancartas, con escudos de ambas armadas. Grupos que van desde 4 ó 5 hasta 20 ó 30. Primera característica en común de la gran mayoría de fotos de un chico de barra brava: el grupo. Muestra claramente lo que más necesita; pertenecer a una familia. Una familia donde haya fidelidad, donde los miembros literalmente den la vida uno por otro; donde haya lazos de sangre. Sangre derramada. Una familia donde se siga un código de comportamiento de manera estricta y no haya abandono. En la familia del comando y de la trinchera no hay norma que se imponga desde afuera, la regla se construye dentro del clan y se sigue para formar parte. Buscan pertenencia.

En un país como el nuestro donde la informalidad es cada vez más creativa, el joven busca un orden; un orden salvaje si, pero al fin de al cabo un orden en el que pueda creer y confiar. Porque el barrista marginado no cree en la Policía nacional del Perú, aquí a la policía no se le respeta, diría un barrista - Porque los policías mismos no los respetan, ellos solo respetan la plata.

En casos individuales, la razón del poco respeto a la autoridad también muy posiblemente se basa en un fenómeno de proyección de aquella figura paternal que propiciaba golpes, ante la que ahora el barrista maltratado no mostrará pasividad.

Si se sigue viendo las huellas que dejan estos barristas en la Internet, podemos ver en fotos que inclusive que son ya tan solo palos, piedras y tubos rotos los que ostentan fálicamente, sino armas de verdad, revólveres. Más allá del análisis inicial, se debe notar que para la gran mayoría de los barristas a los cuales nos referimos; el enfrentamiento cotidiano desde la infancia ha sido una constante en todos ellos; no sólo para probar hombría sino para imponer respeto al espacio mínimo personal en el hogar. Se han encontrado entonces midiendo fuerzas desde los primeros años de vida; con la consecuencia lógica de siempre perder ante el adulto, ante la autoridad. El resultado; frustración desde temprana edad. Más violencia para la barra.

Ahora, no tan sólo tienen armas de fuego y están siempre en grupo, sino que también en las fotos aparece alguna alusión a las drogas. La ya tan característica hoja de marihuana clarísima está en muchos de sus afiches, en los grafittis y en la la jactancia de consumirla al momento de conversar con ellos. No faltan ya tampoco algunas fotos donde aparezca un paquetito de polvo blanco para darle más mística al asalto visual.

En un orden social que desde muy chicos los expulsa, ellos buscan un prestigio, luchan por un espacio y quieren recompensa. Ya no importa con qué, pero lograrlo; con clandestinidad, teniendo armas y hasta con intentos de emular el poder de un narcotraficante colombiano teniendo al menos un paquetito debajo de la cama.

La resolución de la soledad, el miedo logrado a través de esta acción, una cohesión virtualmente indestructible de jóvenes inseguros e incapaces de elaborar otro proyecto para sus vidas, se materializa en formar una barra, y se termina de consolidar a través del apodo, de la chapa. Se completa ahora sí la construcción de una nueva y más fuerte identidad. Será un maldito, un guerrero, un berraco, pero será fuerte.

Se habla entonces de la influencia afectiva en estos clanes; donde se expresan sentimientos que ni en la propia familia habían nacido. Hay entrega, lealtad, y cooperación con los del mismo equipo. Todo puede resumirse en algunos cánticos y lo escrito en muchas banderolas de un clásico:

“U, solo me falta hacerte el amor”,
“Desde mi nacimiento no te deje de amar, y el día que me muera yo quiero mi cajón pintado crema y rojo, como mi corazón”; aquí el hincha de la U parece desear una vida muy corta.
“Yo soy de Alianza.. y yo quiero verte campeón, por ti dejaría mi alma.. Vamos, vamos alianza, quiero verte campeón”
ó“Alianza Lima corazón”; el equipo aliancista se carga literalmente, en el centro del pecho.

Existe pulsiones eróticas; pero también hay una descarga thanática muy abrumante y que preocupa muchísimo a la sociedad peruana.

Ya que en la U “tienes el orgullo de haber nacido superior”
“Ya veras, que cuando demos la vuelta, vas a llorar cagón”

Los de Comando parecen tener buena capacidad lírica y hasta cambian la letra a una canción popular argentina:

“Como me voy a olvidar cuando quemamos el gallinero,
como me voy a olvidar si esos cabros se nos corrieron..
Quiso el destino, el azar, que otro estadio te construyeran y no nos vas a llegar..
porque Comando también lo quema..”

Inclusive parecen ya defenderse de cualquier psicoanálisis que se les quisiera hacer:

“Dicen que estamos locos de la cabeza, tu vieja! pero eso a la hinchada no le interesa, ni mierda!, Señores, soy de Comando y nadie nos va a parar, que vengan esas gallinas parar correrlas una vez más.. vamos grone, vamos grone”·

En una de las fuentes consultadas se encontró un termino interesante; “emoción por la violencia”; describiendo el placer en la transgresión de normas y en los actos violentos como disfrutes hedonistas. Hay inclusive testimonios de barristas que sonríen y parecen mostrar excitación luego de haber acuchillado o tan sólo al recordar a unas de sus víctimas. Muestran orgullo, y prácticamente un nulo autocuestionamiento y autocensura. Para ellos es el ideal ser protagonista de una bronca y defender el honor del grupo.
Nada de honor, pura destrucción. Thanatos en carne viva.

Desde luego que la violentación del mundo es un fenómeno global, pero por qué en el futbol? A nivel de nuestra sociedad, el modelo típico de macho está diluyéndose entre modelos de hombres más sensibles y respetuosos. Algunos hombres ya aceptan inclusive llamarse metrosexuales y buscan agradar a una mujer a través de una sofisticación estética. En respuesta, el género entero parece entonces necesitar una válvula de escape, y esta se formó al conjugar el fútbol con agresividad, y en casos donde se suma aún más frustración marginal a la ecuación; violencia encarnizada en forma de barras bravas. Son entonces estas barras, uno de los pocos espacios y uno de los últimos bastiones, donde se reproduce una cultura netamente masculina. Y no por ser tan solo los valores “del” macho, sino por ser valores que en una cultura como la nuestra se premian; es decir; el “achorado”, “el que atrasa”, “el que pega”.

Y en principio porque el futbol? Qué otro deporte hay en el Perú? Ni Granda, ni Mulanovich ni voleybolistas nuevas o viejas han logrado desterrarlo de su trono. El futbol; el más accesible a todos. Marcas en el piso dos arcos y pateas algo. Por eso el fútbol. Un deporte más, como muchos, en donde la dinámica subyacente es canalizar o sublimar emociones que no caben en el estricto trabajo, en la familia querendona, pero si en la agresión contra el rival del partido de turno.

Como contrarrestar entonces esta violencia? El psicoanálisis nos da luces de la raíz del fenómeno en general; nos puede mostrar una actitud fálica, competitiva, desde en un inicio y una fijación anal expulsiva que es característica común a estos rasgos antisociales y violentos, pero esta no es terapéutica como lo dicta el objetivo mismo del psicoanálisis; el cual en realidad es ensanchar el autoconocimiento, para que el sujeto o la turba de sujetos tenga la voluntad de cambiar. Y eso es justamente lo que cómo país nos falta. Voluntad.

Por otro lado, lo que nunca faltarán serán las excusas testimoniales que mueven al barrista:
“yo siempre fui blanquiazul de corazón. Así comenzó mi camino al lado de Alianza, solo terminará cuando me muera.. me une al resto, los jugadores, nuestro ídolos, esa es la base de todo”
“la gente ve otra cosa, ve demasiado, nosotros que estamos adentro, sentimos diferente, todos somos hermanos, aparte que estamos ahí en una misma razón”
“Mirando un partido uno encuentra pasiones, emociones que en otra parte no hay“;
pues lo contrario, de vivir más, uno puede encontrar tantas pasiones y emociones que giran más que una pelota de futbol. Hay que vivir más. Y eso justamente es lo que estos barristas ya no pueden decírsele a sus victimas.

viernes, 18 de septiembre de 2009

A propósito: Si cambias de canal.. por qué no cambias tú?

“Para qué cambiar? Así estoy bien” En algún momento muchos de nosotros hemos querido desterrar cualquier oportunidad de cambio con esta respuesta (defensiva). La buena voluntad de cualquier sugerencia colisiona con nuestro escudo; el cual repetimos a veces incontablemente en nuestra mente a manera de mantra.
Sin considerar que la capacidad de mejorar; de conseguir mejores herramientas para desenvolvernos mejor en el mundo; siempre consistirá en una adaptación constante; es decir, en esencia: cambios.
Al negar un cambio tomamos una postura rígida creyendo que nos asegurará; teóricamente, una eficiencia constante; pero no tomamos en cuenta el factor humano del desarrollo personal y de su dinámica permanente, tanto social como intrapersonalmente; estos son ámbitos donde nuevamente estaríamos hablando de modificaciones que debemos tomar en cuenta.
Es esa renuencia al cambio la que evidenciamos también en nuestra vida adolescente; cuando en diferentes situaciones nuestros padres nos dicen que cambiar de comportamiento; daría mejor resultado. “Si estás saliendo mal en el colegio, es porque sales mucho con tus amigos y no le das tiempo al estudio” – “No, yo salgo a veces, y si estudio. Ahora la profesora puso el examen muy difícil”. Es también con el pasar del tiempo que vamos fortaleciendo los mecanismos defensivos al querer desplazar la tensión que nos causa algo a otra cosa: no queremos cambiar, nos da temor; y preferimos atribuir esa carga a las situaciones, y hasta de manera no tan agradable, hacia otras personas; antes de querer darnos cuenta que la oportunidad de resolver muchos de estos dificultades está en nosotros mismos. Por ejemplo; en el caso citado anteriormente, esta oportunidad de mejorar en las notas consistiría en estudiar más; pero es probable que el miedo, o la inseguridad de nuestra capacidad académica nos haya hecho en algunos casos dejar de estudiar para no “retarnos” tanto y preferir finalmente; salir (escapar) a divertirnos en lugar de estar cuestionándonos.
Claro que con esto no se pretende que cada comportamiento y respuesta que damos espontáneamente nos lleve a estirar las piernas en un diván freudiano y a meditar permanentemente de manera introspectiva y sobreanalizar. Pero lo que si debemos hacer es tomar plena conciencia que así como podemos ser nuestro propio rival para el cambio en ocasiones; tenemos siempre la oportunidad de un rol protagónico en una historia que podemos mejorar.
Es lógico que el cambiar nos dé temor; el ser humano es un ser de costumbres, que necesita seguridad y se basa en ellas para lograrlo; pero un exceso nos lleva al estatismo; al estancamiento y por extensión al desgaste. Es entonces que el paso primordial que debemos tomar es vencer el miedo al cambio.
Superar ese temor, inherente en cierto grado en toda persona, introduce en el proceso el concepto de resistencia. Sustancialmente; es no querer dejar la posición cómoda (segura) en la que estábamos. Una interminable lista de situaciones podría pasar por nuestra mente para querer ejemplificar esta renuencia; como por ejemplo: el pasar de una posición pasiva en un equipo laboral a una más proactiva; una mudanza necesaria pero postergada; o procesos tan trascendentes como lo son; un cambio de carrera profesional o un cambio de estado civil.
Un divorcio; que para muchos puede representar una regresión de inclusive décadas, puede ser para quienes lo ven desde una perspectiva optimista; una nueva oportunidad de empezar todo de nuevo e ir estructurando, esta vez, una más sólida relación que tenga mejores bases.
Para otros, la decisión de cambiar de carrera, de programa de estudios; ilustra claramente la disyuntiva entre una situación previamente cómoda hacia lo desconocido. Si la persona es alguien que evita los cambios, esta decisión podría tomar años y generará mucha tensión en el proceso; involucrándose inadvertidamente en otras esferas de su vida.
Por lo tanto; antes de llegar a unos dilemas que supongan un fuerte cambio en nuestras vidas, podemos ir entrenando nuestra adaptación al cambio de manera progresiva: ser quien dé una idea interesante en un proyecto sí somos tímidos, ser quien señale un punto débil para empezar a mejorarlo sí nos falta ser más proactivos; y en sí; darnos cuenta que es probable (y quizá muy factible) que no estamos actuando de la mejor manera. Hay que atreverse a tomar el camino que no hemos tomado antes porque también es posible que este tenga un mejor paisaje mientras lo recorremos y que además nos lleve a un nuevo y mejor lugar del que estamos.
Cómo entonces empiezo a cambiar? La misma pregunta supone la apertura a una respuesta externa; y seguramente evidente para otros antes que para nosotros. Es esa misma actitud la que debemos estar dispuestos a adoptar: No cerrarnos a las críticas, a una opinión externa. Si bien nuestra propia opinión es importante y puede primar al momento de determinar gustos, preferencias y otras características personales; no debe convertirse en lo único que escuchemos. Hay críticas destructivas, hay críticas mal formuladas o sin fundamento, pero también las hay constructivas; que buscan mostrarnos algo de nosotros que parece completamente invisible a nuestra percepción. No debemos taparnos los oídos porque una crítica viene de alguien a que “no sabe del asunto”; ya que muchas veces, los otros al estar libres de las mismas influencias que nos impiden tomar una decisión más fácil a nosotros, pueden tener el panorama más claro. Debemos saber que nuestro juicio, puede ser acertado en muchas ocasiones, pero siempre puede estar sesgado por alguna emoción, un mecanismo de defensa arraigado; un temor que no queremos reconocer o una subyacente contradicción que nos impide elegir una acción más determinada.
Hay que considerar entonces la opinión de amigos, de la familia, de las personas que nos han mostrado estima y aprecio constantemente. Es coherente y muy prudente escuchar. A ellos les importamos y pueden ver, quizá mejor que nosotros, en qué aspectos podemos trabajar y mejorar.
La otra cara evidente de la moneda, o quizá planteado metafóricamente de una mejor manera: el lado más oscuro de la luna para muchos sería lo que nosotros mismos llegamos a percibir y criticar de nuestra personalidad o de nuestro propio modo de actuar. Lamentablemente, por un motivo de defensa (nuevamente) esto lo hacemos en “voz baja” y muchas veces ni llegamos a oírlo tampoco. Tan oculto y paradójico como “lo sabemos y no lo sabemos”. Evitamos tocar un tema, no queremos recordar si actuamos de una manera que nosotros mismos consideramos incorrecta; queriendo olvidar constantemente que nuestro comportamiento actual puede estar siendo desaprobado por un timón moral, ético o de simple conducta que siempre hemos considerado correcta para nosotros. Es cuando entonces nos molestamos con personas que no tienen que ver en el asunto o en situaciones que no ameritan tanta irritabilidad. Sentimos incomodidad; que no es más que el pedido de nuestra coherencia psíquica diciéndonos “basta! debemos cambiar”. De igual manera como con las críticas externas; a pesar de poder ser constructivas; hacemos oídos sordos.
El asunto sólo nos compete a nosotros mismos; pero muy seguido pensamos a quien echarle el pato, cuando en cuanto a representaciones animales, podríamos fácilmente ser nosotros las gallinas; por no afrontarlo.
Es importante entonces notar, que si no nos sentimos bien con nosotros mismos, y nadie nos ha comentado alguna sugerencia de cambio (también hay que considerar que si mostramos actitud negativa y malhumor a lo que nos dicen, las personas no tendrán la voluntad de hacerlo. En los cuentos es claro: los ogros siempre espantan en la entrada) es muy probable que la solución esté en percatarnos nosotros mismos la razón de este malestar. No estamos siendo tolerantes? me irrito con facilidad? debo ser más paciente? tiendo a etiquetar muy rápido? me falta empatía? autocontrol? análisis? estoy haciendo lo correcto? Una simple pregunta puede ser un paso muy importante y trascendental al cambio; e inclusive puede ser una zancada que evite que caigamos a un hoyo más profundo.
A título personal, puedo decir que si bien la vida nos presenta “problema tras problema”, puede ser tomado también como reto tras reto; para mejorar y probarnos a nosotros mismos que podremos superarlos. Que podemos adaptarnos, y siempre, habrá oportunidad de mejorar. Trabajo con mi empatía, escuchando activamente lo que me dicen y reconociendo de mejor manera lo que otros sienten. A pesar de yo no sentirlo; trato de comprenderlo; porque así también aprendo a reconocer lo que debo mejorar o recordar cuales son mis fortalezas. Intento también nunca etiquetar prejuiciosa ni aceleradamente, ni personalizar un error cometido por alguien como sí esa persona “estuviera mal”; simplemente la gente se equivoca y no se debe tachar ni demonizar a nadie. Y si una irritabilidad está por aflorar en una situación, pienso en que consecuencias traerá, en los posibles escenarios que desencadenaría, y si no es debido a una falta de consideración muy grave e imperiosa de solucionarse en ese momento (pocas lo son) o un atropello flagrante a mis derechos; postergo esa discusión para tener un ánimo más mesurado. Sin embargo, hablando de medidas; el asunto de ser más puntual y de organizar cronogramas sigue siendo un pendiente en mi lista. La cual, a su vez, también está pendiente en su elaboración.
Podemos entonces decir que si bien existe el dicho “mejor malo conocido que bueno por conocer”, este nos plantea solamente una actitud tomada por quienes temen al cambio, pero no es respuesta, ni mucho menos una filosofía de vida (hay dichos para sustentar todas las decisiones que podemos tomar en nuestra vida, inclusive estos dichos pueden apoyar a dos partes antagónicas de una discusión) Y tomarlo como guía, es ver todo a través de un cristal conformista, de poca apertura y sobretodo; sin adaptación a lo que podría ser algo mucho mejor para nosotros.

lunes, 3 de agosto de 2009

El diario

(con letra apenas legible en un basurero..)

"Como tantas veces lo he escrito; y cómo hace años lo predije; mi razón se está diluyendo. Se está difuminando entre pensamientos contradictorios e incoherentes. Los miedos irracionales empiezan a ser más; el pánico abrupto irrumpe sin pedir permiso ni advertir al orden. Sé que no me matará, pero siento que así será. Escasos segundos que se convierten en la muerte súbita de todas las ideas por las que uno puede sentirse orgulloso.
La duda de que todo lo que se piensa será cierto o de que nada más es el dictado sutil y engañoso de lo que enreda la mente. Y los sueños.. tan fatídicos y catastróficos como cualquier apocalipsis imaginado por el ser humano. Pero un asunto es imaginar y otro es vivir la pérdida de la razón cada día. Ya no habrá más.
Empezó hace años; no me dejaban dormir. Ahora son más y tengo mucho miedo.."

Parece (15 años atrás)

Parece que otra vez pensé encontrarte,
te sentía tan presente.
Ahora quisiera extrañarte,
pero la verdad, no te tuve.
Si es así de hermoso fue pensar haberte visto,
me imagino que bello debe ser mirarte a los ojos.
No siento nada, otra vez vuelvo a ser yo mismo.
No me quejo, pero duele; no sabes aún.
Iré adelante con tu aliento.
Es extraño amarte, es extraño verte sin haber hablado.
Sé que estas ahí ...
Responde...
Y dime si fuiste tú.

domingo, 28 de junio de 2009

Miedo a dormir

No busco escribir, pero lo hago.
A veces siento que sé tanto de mí por ahora que no quiero.
Pero en otras pienso que sé tanto de ti como para escribir.

Son estos momentos los que me hacen pensar que la locura y la cordura esta dividida por solo un grito, un pensamiento; por sólo un acto. Dejarse llevar.

Una vez, una de ellas me dijo “si fuésemos como animales todo sería tan simple”. El escudo de humanidad me hizo refutarla hablando de ética y moral por diez minutos; pero horas más tarde en su cama, me habían vencido. Ella y mi animal (yo). Ya no hablaré de ella; meses después se fue.

Por vivir auténticamente he hecho cosas por las cuales hay gente que quiere olvidarme. Algunas ni nombrarme. Hay quienes pueden decir una declaración así por falta de estima, yo no. En estas cuatro décadas; para muchas otras personas también, me he vuelto alguien importante. Así como estas para mí y de eso me siento realmente orgulloso. Mis columnas. De Partenón. Algunas saben cuan importantes son, a otras se lo diré pronto seguramente. Hace mucho me olvide de la falsa modestia, de las apariencias, y me cansé de no hacer lo que siento. (Tú).

Dicen que la vida de un ser humano es un aleteo de mosca para Dios. Y solo me quedo pensando; que cuando nosotros escuchamos ese aleteo y estamos muy relajados; queremos matar a la mosca.

sábado, 13 de junio de 2009

Crónica de un tributo anunciado

Muchas veces al preguntarme "Qué hiciste? qué tal ayer?" simplemente respondo "Nada, todo tranquilo"; cuando en realidad he ido al cine, a comer, a un evento, me he reunido con amigos o simplemente he salido por mi lado; como varias veces sucede. No lo cuento, porque sinceramente me da pereza y me parece innecesario: ya sé lo que hice. Claro que si la situación se vuelve muy silenciosa, y me parece un buen momento para contar una anécdota; lo hago. Me da mucha gracia y me parece interesante que haya gente que piense que salgo más que interdiariamente, y que en contraste; otros que crean que abandono mi casa una vez al mes. Pero en general, no soy de contar lo que hago. Y eso justamente es lo que intentare aquí; a modo de prueba y en respuesta a lo que una vez me dijeron: "Tú no cuentas nada 'on"".

Me entere que harían un tributo a Fito Páez. A primera vista, me interesó. Conozco poca gente que conoce bien lo que él hace y eso me impulsó a asistir. Eso y mi "apertura a nuevas experiencias" que repetidamente obtengo como resultado en mis tests de personalidad.

Sabía que encontraría fanáticos, pero me resultaba tan común como visitar a los monos más antiguos del parque de las leyendas. Para toda idea, hay un fanático. Yo quería otros animales similares a mi especie; a quienes les gustara como cantaba un ser humano más, con errores y con muy buenas ideas también en sus canciones.

Pensé ir solo, pero afortunadamente, una amiga (que también da conciertos) enterada del asunto; se animo para ir, e iría con su enamorado (quien también está sumergido en notas musicales y ondas sonoras). Por eso me pareció más interesante aún; yo no llevaría un violín pero iría con dos personas que saben realmente de música.

También le conté sobre la oportunidad, vía mensaje de texto, a otro amigo que le gusta la música argentina. Me respondió que le gustaría mucho ir, me confirmó. Y finalmente, un amigo en común a este último también aceptó; en tándem.

Éramos cinco personas. Y me cancelaron cuatro. El enamorado de mi amiga debía ensayar, ella debía acompañarlo. Mi otro amigo no pudo disponer de metales ni papeles en el momento justo (maldijo a todo el sistema económico mundial y sus fallas). Y el último, también canceló; en tándem.

Dos amigas que se enteraron, por separado, me dijeron que se animaban a ir. Una quería faltar a una capacitación de un trabajo para escuchar algo de Páez, y otra me confirmaba en treinta minutos. Confirme que planificar con otros, no está en uno.

Acostumbrado a la seguridad que me brinda mi propia asistencia, mantuve la idea fija de ir. Rápidamente salí de la casa, tomando atajos, y todo estaba calculado.. ya estaba a punto de llegar y me acorde que .. no me acordaba la dirección. También estoy acostumbrado a mi práctica memoria de corto plazo de 10kb. Felizmente 2 amigos de muy buena voluntad y con espíritu de GPS respondieron mis llamados y me confirmaron que estaba en buena ruta.

Encontré el sitio, pero también me confundí en el tiempo.. llegué casi 2 horas antes de que empezara. Así que, sin ningún apuro, me propuse encontrar una playa de estacionamiento para aparcar mi carro parchado. No quería tener problemas con el espacio, ya que lo tuve con el tiempo. Creo que dilemas similares tuvo Einstein. Me aprendí las calles, bodegas y hostales por tantas vueltas que di. Si en ese momento hubieran hecho un paralelo con las pruebas de laberinto practicadas a un ratón de laboratorio, no habría demostrado inteligencia alguna. Cuy chactado.

Dejé mi carro, memorizando bien la imagen de la playa donde lo dejaba. Conocía la zona, pero no he caminado mucho por ahí. Encontré unas tiendas. Un edificio de tiendas. Así que me dispuse a entrar, a investigar. Tenía casi 2 horas para creerme Indiana Jones y creer que Lima está al lado de Cuzco. Entré; uno, dos, tres pasos.. No podía creerlo. Mi niño interno no pudo estar más excitado: Juguetes de colección. Personajes de dibujos y películas en todas las escalas, Superhéroes, Transformers: Orgasmo. Transformers de todas las temporadas: Orgasmo múltiple. Estaba en Cybertron y mi carro fue el Delorean, mis sueños de completar esa colección estaba frente a mi. (A decir verdad, no estaba completa; pero soy peruano y si cuando pierdo en un partido casi gano, aquí estaba la colección completa) Eran cerca de 200 modelos de esa colección únicamente, sin hablar de todas las demás series de dibujos animados que tenían, comics, películas clásicas.. y claro; mangas, animes.. pero eso no me gusta mucho; .. me da para alienarme y poner un pie mentalmente siempre en Argentina, pero no como para cruzar el oceano hasta Japón. Perdóname Seiya, no tengo tu fuerza, pegazo.

Se me fue casi todo el tiempo. No era una, sino cerca de 15 tiendas de juguetes de colección. Quedaban 20 minutos para el concierto. La chica de una de las tiendas vio mi rostro de niño con propina de cumpleaños (felizmente no lleve una tarjeta de crédito) y me dio una tarjeta de la tienda. Le pregunte del horario de atención y me retire de las galerías. Fui a una cabina de internet, necesitaba sentarme, se me había olvidado que tenia extremidades de adulto todo ese tiempo. Aproveche para visitar páginas web de cine.

Cuando sali, ya se habia formado una fila de personas en el local donde sería el tributo. (anunciado como el Primer tributo) Al segundo llegaré mas temprano; pensaba. Mientras tanto, recordaba la hora animal en Discovery; "disculpa amiga, sabes si los grupos que tocaran, tocan bien?" decía un chico sport-elegante y de pelo con gel. La chica se explayó con cortesía por diez segundos para no ser cortante. De vuelta a la manada, tigrillo.

Pasaban dos peatones jóvenes mirando con curiosidad el nombre del local; "Acá no pasa nada 'on jaja" y siguieron de largo. Una cosa es el local, y otra cosa es lo que se presenta en dicho local; fue mi mantra por un minuto. Entre los asistentes también se veía un chico de facha muy similar a la del cantante argentino que venía a recordar. Abrigo largo, cabello desordenado largo, bufanda, lentes redondos. Me parece haber visto a Fito vestido así en algún lado. Coincidencia? Seguro. Ojala. Yo tenía una camisa de cuadros rojos con blancos, abajo un polo blanco cualquiera, un jean y no pienso mucho en Cobain. Creo. Ojala.

Después de poco tiempo de esperar, entramos. "Amigo, un llaverito de Páez" y me sonríen - Gracias por el bonito souvenir, espero tener algo bueno para recordar. Era llavero-destapador. Mejor que también tenga uso. El Perú es super. Me siento en la segunda mesa, se ve bien desde aquí el escenario. Abrazando los parlantes del frente, una bandera de Perú con una de Argentina. Me fijo bien; están cosidas. La Argentina es super? Me gustaría vivir por allá un tiempo, pero esa es otra historia.

Esperaba que empezaran a tocar, demoraron mucho. Haciendo tiempo pedí una cerveza. Pensaba en cómo en Perú hacemos tiempo, y al mismo tiempo recordaba a la gente que no me pudo hacer la taba. Realmente, zapateros no eran; amigos, si. También pedí cigarros. No compre encendedor, podría ser un puente de comunicación con alguien. La isla es natural, el puente se construye. Me cansaba de pensar pavadas; pero veía a varias personas tomándose fotos con las banderas cosidas en todas las permutaciones posibles "Ya, ahora yo contigo. Ok, ahora yo con él. Ahora ustedes. Ahora con ella!" Realmente gracias a esta colisión Perú-hi5/facebook. Gracias porque ahora podemos decir posero. Gracias por los artistas que toman sus cámaras (de celulares) sin miedo. Gracias al aporte invaluable a la autoestima adolescente. Porque adolecen. Todo tan natural como los puentes.

Dejé mi cerveza servida en un chopp, esperaba buena música. Se presentó el primer grupo, tocaron 4 ó 5 temas. Terminaron de tocar y seguía esperando la buena música. Ya había empezado mi cerveza hace rato. En otra ocasión escuche una buena frase sobre pueblos latinoamericanos "aprendimos a tragar la depresión con cerveza". Salud. Un grupo de fanáticas, que eran cinco, coreaban "otro, otro.." antes de que se fueran. Asistimos setenta. Otro, si. Otro día. Faltó mucho ensayo, afinar guitarras, coordinar entradas de voz en las canciones, y seguro que mil cosas más imperceptibles para mi oído inexperto. Me acordé de la pareja de amigos melómanos que no pudieron venir. La próxima me hacen una taba para cada pie.

Hubo un gran contraste de repente. Se sentó un chico y su guitarra. Si, uno. Guitarra muy bien cuidada. Y él se mostraba muy mesurado tanto en movimientos como en voz al dirigirse al público. Tocó muy bien, y cantó con voz menos grave que los anteriores, pero al parecer con mucha practica y estudio. "Mi especialidad es la bossa nova" - "No importa, pero canta, papito!" - gritaban unas chicas que no estaban sentadas con las fanáticas de Páez. Ósea no tan fanáticas. Ojala. Se escuchó muy bien, cantó un tema en portugués; recordando al antes maltratado auditorio que a Fito también le gusta mucho la música brasilera. Una versión en samba de El amor después del amor hizo el truco y con un gran bolsillo, se metió a todo el público ahí. Pero solo cantó tres temas, y así como fuerte fue el contraste de intérpretes, fuerte fue su bajada del escenario. No se despidió. Bueno, cantó bien.

Llego el tercer grupo. Todos tenían un poco de esperanza ya. La bossa nova fue un diazepam para el enfado. Dos personas ahora; un tecladista y un vocalista. Que si bien tenia potencia en la voz, me parece que le faltó técnica, se mostró un tanto forzado y con sobreactuados intentos de conexión con el público. De modulación de voz y canto no se nada, advierto. Canto tanto como cualquier hincha de la barra norte en un clásico. Y ni eso me debe salir tan bien. Sin embargo, esa tercera presentación mejoró mucho cuando mostraron su arma secreta: una chica. Una chica que cantaría dos temas, según dijo. Cantó tres y lo hizo con mucho más potencia que su acompañante, y con mejor modulación. Quizá le faltó darle más matices a su voz, pero ella realmente dio más calidad a las últimas canciones que escuche. Si, últimas, porque tuve el tiempo exacto para regresar a la playa de estacionamiento que cerraba a la 1 de la madrugada. Creo que el vocalista que buscaba conexión con el público tragó saliva al ver que alguien de las primeras filas se iba. No tenía tiempo de ver si raspaba un ego con mi fuga. Y también quizá sea el mío lo que me hace pensar que puedo desconcentrar al artista preparado para todo. En fin, llegue a las 12:59pm a recoger mi nave para regresar. Me quedaban cuatro soles en el bolsillo y una sensación de que estuve en los primeros ensayos del tributo al que quería ir. Felizmente que Fito esta vivo, que sueño con una Argentina de lejos y siempre hay un sanguchón de tres soles cincuenta que puede alegrar una noche descompasada.

sábado, 30 de mayo de 2009

Ernesto Sábato sobre los Tres Payasos de Rouault


Esto lo encontré en la red, son palabras de Sábato. Hasta el momento solo he leído El túnel (gracias a una clase de literatura en épocas de secundaria) y desde esa gran oportunidad pude entender que visiones como la suya ayudan muchísimo a comprender mucho de lo humano que por momentos queremos exorcisarnos .. y también apreciar lo que en otros instantes es el único hilo del que nos colgamos para mantenernos cuerdos. Esto es lo que escribe en relación a esta pintura de Rouault:

"(...) Lo rememoro siempre que contemplo los payasos que pintó Rouault: esos pobres bufones que, al terminar su parte, en la soledad del carromato se quitan las lentejuelas y regresan a la opacidad de lo cotidiano, donde los ancianos sabemos que la vida es imperfecta, que las historias infantiles con Buenos y Malvados, Justicia e Injusticia, Verdad y Mentira, son finalmente nada más que eso: inocentes sueños. La dura realidad es una desoladora confusión de hermosos ideales y torpes realizaciones, pero siempre habrá unos empecinados, héroes, santos y artistas, que en sus vidas y en sus obras alcanzan pedazos del Absoluto, que nos ayudan a soportar las repugnantes relatividades".

(Ernesto Sábato: "Antes del fin")

viernes, 22 de mayo de 2009

Sueño

Mente con pasadizos blancos,

de escondites evidentes, donde me encontraste.

De los cuales me enseñaste a salir..

me diste sangre.. te di vida, dimos pasión interminable.

Dimos desenfreno y locura inocente..

Pusimos muros, abrimos el oceano, y olvidamos el cielo.

Me caí y me levantaste, te caíste y me mutilé ..

Crecieron nuestras almas a razón de años por lágrima..

Emburbujé el mío para siempre...para ti.

Ahora sueño, ahora vives.

Vive, yo lo haré...

Lo dimos todo..

me diste combustión y corazón.

Mente con pasadizos oscuros

de escondites inexplicables, donde no me encuentras.

De los que no has querido sacarme..

(Noviembre, 2007)